La Ilustración fue un movimiento cultural europeo que se desarrolló (especialmente en Francia e Inglaterra) desde principios del siglo XVIII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces.
En los siglos XVII y XVIII en Europa imperaba un sistema de gobierno monárquico y en algunas provincias hasta feudal, es decir, todo lo que acontecía en el quehacer social y desde luego económico era decidido por una élite que dominaba y controlaba a sus pueblos bajo un poder autoritario que la mayoría de las veces era hereditario.
Como es evidente, las clases sociales estaban perfectamente definidas por un lado, la monarquía, la iglesia y los guerreros y por otro lado la inmersa población analfabeta que sustentaba a ese sistema de gobierno.
Con la Ilustración, los intelectuales como Montesquieu, Voltaire, Benjamín Franklin, Emmanuel Kant, Rousseau, entre otros, creían firmemente que era necesario educar al pueblo, acabar con la oscuridad o ignorancia en la que vivían, con estos fundamentos básicamente en Francia, se sentaban las bases de su Revolución que fue guiada por el famoso lema: "Igualdad, razón y libertad".
En política surge el despotismo ilustrado que llevará pronto, aún a su pesar, a la teoría de la separación de poderes. Se subordina el poder religioso al civil (secularización) y dentro del religioso aparecen las primeras señales de independencia de las iglesias nacionales respecto al absolutismo del papa (regalismo) y aparece el concepto de contrato social que se hará fuerte con Rousseau y el socialismo utópico.
En la religión se realizan las primeras formulaciones del deísmo, el ateísmo y el satanismo y se estudia la naturaleza desde el punto de vista científico, abandonando las viejas concepciones. Para la mayoría de los filósofos, la ilustración incluía el rechazo del cristianismo tradicional. La aparición en el seno de la Ilustración de estas tendencias religiosas se terminaron de desarrollar en la Revolución francesa.
Se tenía una concepción espiritual de la iglesia. La religión se convierte en un compromiso personal con Dios, abandonando las imposiciones de esta institución, que según los ilustrados ocupaban el lugar de Dios. La Ilustración se caracterizaba por la pluralidad y la tolerancia. Convivirán ortodoxos, católicos y protestantes; deístas y partidarios de la religión natural. Pero también había ateos.
Los inventos más sobresalientes de esa época fueron: la máquina de vapor, el telégrafo, la lámpara eléctrica, el fonógrafo y la penicilina.
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