Estabilidad y cambio de la opinión pública
La estabilidad y el cambio son dos aspectos opuestos de la opinión pública. La estabilidad se explica por la tendencia a amoldarse, que favorece la vida social y la educación. Supone que la opinión pública se mantiene igual y durante mucho tiempo. Los que se hallan en determinadas actitudes sociales no siempre las abandonan de buena gana. Hay resistencia a cambiar.
Sin embargo el cambio ocurre siempre y las actitudes y opiniones de hoy pueden no existir mañana. No siempre se llega a poseer una visión de cómo se producen los cambios en la opinión pública, pero ellos ocurren. Muchos factores actúan simultáneamente para producir esos cambios que, cuando son rápidos y muy compartidos, pueden producir verdaderos trastornos sociales.
Los hombres públicos conocen, más por apreciación de olfato que por apreciación técnico-científica, lo que es la opinión pública,, y de ahí la importancia que asignan a conocerla y seguirla en sus movimientos. En los regímenes democráticos, en donde obran libremente todos los actores de la comunicación, la opinión pública se convierte en un factor fluido y de constante renovación. Los regímenes dictatoriales, son contrario, producen siempre un modo uniforme y artificial de opinión pública, generalmente favorable a los gobernantes.
La opinión pública y los medios de comunicación
La opinión pública y los medios de comunicación
No es posible distinguir con claridad todos los factores que actúan en la creación y recreación de la opinión pública dentro de un país y aun en la opinión pública internacional.
Hay, sin embargo, algunos indicadores que se sabe actúan de manera muy determinante sobre ella. Uno de ellos es la información producida por los medios masivos de comunicación.
La prensa, la radio, la televisión, con sus medios informativos, la noticia, y la interpretación de la noticia, influyen activamente en la opinión pública. Obsérvese que hablamos de dos factores: 1) la noticia en sí; 2) la interpretación de la noticia. A veces es más influyente la interpretación que la noticia misma. Los medios masivos generalmente difunden las noticias de modo que ya, en su redacción, se influye para darle una determinada interpretación y no otra. Es necesario estar alerta, ser un lector crítico para distinguir esos dos aspectos.
Los cambios de opinión pública o de actitud de los grupos se van conformando de acuerdo con la forma en que se suministra la información, según el acento que se coloque en ciertos puntos de ¡a misma, según las palabras con que se suministren.
Una parte de los cambios en la conformación de la opinión pública debe buscarse en otros factores. Mencionamos algunos, como las modificaciones bruscas en las condiciones económicas, las emergencias sociales como inundaciones, terremotos, graves conflictos sociales. Al producirse cambios en las condiciones de vida, se producen asimismo, cambios en las expectativas y, por consecuencia, se altera el comportamiento de la opinión pública.
Los medios de comunicación, al generalizar y pormenorizar las noticias de esos acontecimientos, son los vehículos que producen ese fenómeno tan sensible que es la opinión pública.
Los mismos medios de comunicación, a su vez, son los que ofrecen otro material que influye en la opinión pública y es el contenido de las declaraciones e ideas de los hombres públicos, predicadores, escritores, científicos. Estos influyen y el grado de influencia depende, tanto de su contenido como del momento en que se expresen. Sin embargo, este tipo de declaraciones no influye en el grado y del modo que quisieran quienes las expresan.
El registro de los cambios de la opinión pública
El estudio de la opinión pública y los cambios que en ella se producen son un tema que interesa a los científicos sociales.
Uno de los medios más frecuentes consiste en el empleo de los sondeos o encuestas de opinión. Empleando la encuesta mediante muestras de la población en forma periódica, se puede trazar una línea que muestre la tendencia acerca de la opinión en torno de algunos asuntos en particular e intentar, por lo mismo, producir la tendencia futura de la misma.
Si bien las encuestas no constituyen métodos exactos ni excesivamente rigurosos, permiten registrar la dirección general de los puntos de vista del público.
Las encuestas suelen ser empleadas también para sondear las preferencias de los consumidores en torno de determinados consumos c productos o servicios. Tanto aquéllas como éstas adolecen de los mismos defectos, pero conceden datos muy útiles; y el perfeccionamiento de las técnicas empleadas y un conocimiento de las realidades del mismo permiten ajustar cada vez mejor esas técnicas, para que sean un instrumento valioso de medición de la opinión pública.
La opinión pública y la democracia
La democracia parte del supuesto de que todos los ciudadanos debe-poseer interés en el conocimiento y discusión de las cuestiones públicas y de que han de tomar parte en la formación de las respuestas a las mismas.
El conocimiento y empleo de la opinión pública como un elemento valioso del gobierno democrático no puede hoy ser desconocido. Los elementos sobre los cuales descansa son los siguientes: 1) El control de los cargos políticos descansa sobre los representantes elegidos y esta compuesto por ciudadanos responsables de sus obligaciones. 2) Estos representantes tienen la obligación de discutir los problemas públicos con la mirada puesta en el bienestar general. 3) El consenso es indispensable para otorgar fuerza moral a las decisiones. 4) El disenso es natural de los grupos sociales y no constituye un peligro para la vida social. 5) Se descansa en el concepto de que las mayorías ejercen el gobierno pero las minorías deben ser oídas. 6) En el libre juego democrático la opinión pública no es ni puede ser uniforme, siendo, por el contrario, pluralista
No es, pues, por la esencia democrática por lo que la opinión pública de un país es uniforme o monolítica. Ello ocurre, sí, pero en los sistemas no democráticos, en las sociedades totalitarias que moldean a su gusto la opinión pública, o mejor dicho, donde la opinión pública como tal no existe.
En la democracia las reglas del juego son que es posible una opinión de consenso o de disenso sobre determinados asuntos públicos, pero cualquiera sea la actitud que asuman quienes la sostienen, son respetados y aun escuchados.
Al momento de dar a conocer el modo en que la opinión pública se forma, la población periodística alcanzada por la investigación da a los medios de comunicación el papel fundamental de ser los formadores del fenómeno. A la luz de los resultados obtenidos, la mitad de las respuestas indican que los trabajadores de prensa entienden que la “vedette” del suceso son los medios para los que muchos de ellos trabajan; de éste modo el 50% cree que el medio es el emisor de la opinión y le deja al público la pasiva tarea de asimilar lo que se le transmite. Otros datos recogidos, dan al conocimiento de la realidad que la gente tiene la tarea de formar la opinión pública, sin mencionarlo de manera directa y conociendo la innegable omnipotencia que los periodistas creen que los medios tienen, este conocimiento de la realidad vendría ligado a la exposición del público a las informaciones transmitidas masivamente por lo que el papel del espectador sigue siendo puramente receptivo. Las instituciones son otras protagonistas que hacen a la formación de nuestro objeto de estudio a entender de los encuestados, qué tipo de instituciones y de qué modo contribuyen es lo que les resta por precisar. Algunas aproximaciones interesantes dan a los individuos un papel más protagónico o por lo menos más activo en lo que hace al tema e indican que: los más ilustrados en un grupo o comunidad, pueden llevar la voz cantante y ser quienes orienten el pensamiento del resto, sin olvidar que los medios también podrían hacerlo, así se refieren a los líderes de opinión como los formadores.
En la misma sintonía se expresan quienes opinan que la comunicación interpersonal tiene que ver con la constitución de la opinión, al permitir la recíproca influencia de los que se exponen al intercambio informativo cara a cara. También, las propias necesidades de la gente, que pueden ser comunes en importante cantidad de personas, pueden darle forma. Finalmente, hay quienes piensan que el verdadero polo formador es el gobierno, con su actividad y política, termina por ser el que origina la constitución de la opinión pública.
Además, y de la misma manera que reflejamos antes, cuando nos referimos al concepto de opinión pública se puede observar la disparidad de visiones respecto de su formación, ya que la mayoría la centra en los medios de comunicación y otros pretenden que es en el seno de la sociedad donde se revela su constitución. A contramano de las ideas dadas por los que creen formar la opinión pública, nosotros pensamos que la formación del fenómeno pasa muy lejos de los medios de comunicación, y que tal suceso está mucho más cerca de constituirse en el seno de cada grupo en el que se intercambian ideas que en el flujo mismo de la transmisión masiva de los medios. El mismo Rivadeneira Prada entiende que los intercambios comunicativos cara a cara son los más influyentes a la hora de formarla.
Además, y de la misma manera que reflejamos antes, cuando nos referimos al concepto de opinión pública se puede observar la disparidad de visiones respecto de su formación, ya que la mayoría la centra en los medios de comunicación y otros pretenden que es en el seno de la sociedad donde se revela su constitución. A contramano de las ideas dadas por los que creen formar la opinión pública, nosotros pensamos que la formación del fenómeno pasa muy lejos de los medios de comunicación, y que tal suceso está mucho más cerca de constituirse en el seno de cada grupo en el que se intercambian ideas que en el flujo mismo de la transmisión masiva de los medios. El mismo Rivadeneira Prada entiende que los intercambios comunicativos cara a cara son los más influyentes a la hora de formarla.
Desde los años treinta del siglo XX, primero en Estados Unidos y, poco más adelante en Inglaterra y Europa continental, comienza a hacerse explícito el interés por el fenómeno de la “Opinión Pública”, debido a la extensión de los llamados “estudios de opinión”, al menos en lo que ha sido su forma predominante: la encuesta estadística. Y debe ser que “eso” de la “opinión pública” importa; si no, ¿cómo justificar los cuantiosos gastos que las distintas administraciones, gobiernos, partidos políticos, medios de comunicación y otras entidades dedican a la realización de dichos estudios?
Sin embargo, estos desarrollos se han producido no sin dificultades debido a la naturaleza de lo que se pretende conocer: la opinión pública. Normalmente, al tratar de definir este término, se generan grandes problemas para llegar a una definición consensuada entre los distintos autores del tema que, desde los años treinta, reflejarán en sus escritos, tanto el debate que suscita la relación entre los conceptos de actitud y opinión, como el reconocimiento de las limitaciones de los instrumentos metodológicos con que se contaba hasta ese momento (básicamente escalas de actitud y encuestas), para reflejar cuantitativamente entidades difícilmente objetivables.
Para recapitular, señalaremos la definición que C. Monzón ofrece sobre el concepto de opinión pública: “la discusión y expresión de los puntos de vista del público (o los públicos) sobre los asuntos de interés general, dirigidos al resto de la sociedad, y sobre todo al poder”. El mismo autor especifica los distintos elementos contenidos en la definición:
- Carácter dinámico y conflictivo (discusión)
- Carácter exterior y público (puntos de vista)
- Dirigida a ciudadanos preocupados por asuntos comunes (público)
- Con un destinatario claro: el poder
Las grandes y profundas transformaciones producidas en los últimos cien años en el campo de la tecnología han influido en la formación de la opinión pública de una manera decisiva. Los comportamientos de los grupos sociales y las actitudes de los mismos no se comprenden modernamente sin la existencia de esos medios cuyo primer resultado ha sido una aproximación de los hombres del mundo. El mundo se ha reducido, las distancias se han acortado, los países más lejanos son próximos gracias a las comunicaciones.
Fuente:
Rivadeneira Prada, Raúl (1995). La opinión pública: Análisis, estructura y métodos para su estudio, México, Trillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario